martes, 17 de noviembre de 2009

Imágenes técnicas y comunicación

Para Flusser las imágenes técnicas que en su tendencia a ser sintetizadas terminaron por convertirse en información pura (P. ej. fotografía digital), han adquirido otra dimensión como portadoras de información y, por ende, como código de comunicación en el momento en que son introducidas en un circuito de red.

La mayoría de las imágenes técnicas tienen una estructura “discursiva” de transmisión de la información. Ellas son creadas en un aparato de emisión (p. ej. estudios cinematográficos, redacciones, estudios) y a través de diferentes canales se recibe en el espacio privado. Esto difiere de la estructura comunicativa de las sociedades tradicionales, o si se quiere de las sociedades no eléctricas, donde era necesario trasladarse al espacio público para transmitir y recibir la información. Quien creara algo o tuviera algo que decir, se desplazaba al lugar público (plaza, escuela, teatro) para “publicarla”. El acceso a la información estaba mediado por el espacio público. Durante esta reunión el emisor y el receptor podían comunicarse de forma dialogal.

La dinámica de la situación descrita se llama “política”, y sus fases son: publicación discursiva de información privada, dialogo publico, privatización de lo publico (Flusser 2001,124).

Los medios masivos de comunicación han cerraron la estructura comunicativa del espacio público, y aislaron a los seres humanos y los confinaron al espacio privado (frente a la pantalla de televisión p. Ej.). Esto podría significar el fin de la “política”, la imposibilidad del dialogo.

Entretanto, se ha levantado un aparato monstruoso de medios de comunicación, que, como obstáculos infranqueables, separan a los seres humanos entre ellos (Flusser 2001, 125)

Sin embargo, las imágenes técnicas, en especial las imágenes de ordenador, han comenzado a romper este esquema discursivo de la comunicación. Flusser afirma que hemos comenzado a comprender que las imágenes técnicas exigen un circuito dialogal y esto gracias a la “telemática”. Las imágenes técnicas surgieron cuando se empezaban a calcular y a procesar los puntos del universo desintegrado de la ciencia para sintetizarse. Tanto la cámara fotográfica como el telégrafo son aparatos que calculan y procesan puntos de este universo conceptual. La cámara procesa y calcula puntos en forma de moléculas, mientras que el telégrafo procesa puntos en forma de impulsos eléctricos. De igual forma, ambos convierten estos puntos en símbolos. Sin embargo difieren en que la estructura comunicativa de la cámara es “discursiva”, mientras que la del telégrafo es “dialogal”. Y aunque ambos aparatos fueron inventados casi en la misma época, en un principio no se conocía la base común de ambos, y más aún, no se sabía que podían ser combinados para “telegrafiar” fotos. Mas adelante, gracias a la invención de las redes telefónicas, este conocimiento permitió poner las imágenes técnicas en circuitos dialógales.

Flusser afirma que no hay duda de que tarde o temprano prevalecerá las tendencias dialógales en las imágenes técnicas, por encima del aparato de los medios de comunicación. Las redes de cable y satélite (que son autenticas redes y no redes impuestas como los haces de rayos de los medios de comunicación), actualmente en expansión, anticipan lo que será la estructura de comunicación de una verdadera “sociedad de información”. Desde una perspectiva positiva Flusser plantea la posibilidad que existe en el seno de la cultura digital. Según este pensador será una sociedad de seres humanos sentados delante de terminales de ordenador para recibir informaciones, procesarlas y devolverlas procesadas. (Flusser 2001, 126). Con esta posibilidad material, no sólo cada individuo permanecerá en el espacio privado para recibir las informaciones, sino que también será posible crear informaciones interconectados unos con otros

Ahora bien, sabemos que es posible la “sintetización” de imágenes, entendiendo esto, como la tendencia a la electromagnetización y la conexión dialogal. Los computadores hacen posible esta sintetización. Pero este proceso esta precedido de un tipo escritura, de “lenguajes de ordenador”, o si se quiere de programas específicos (software). Este tipo de lenguaje es cada vez más asequible y manipulable por los consumidores. Pueden ser introducidos en el ordenador y después ser transmitidos de forma dialogal por cualquier persona, es decir que se pueden recibir, modificar, mejorar, ampliar, y después enviar como información hacia otros usuarios que en su computador harán lo propio. Flusser se refiere a un tipo de escritura que apunta a esta virtualidad, y la denomina “antitextos”.

Esa caja negra que llamamos computadora no está constituida sólo de hardware, de circuitos electrónicos (procesadores, memoria). Ella comprende también los lenguajes formales, es decir los algoritmos, los programas: el software. Mientras que la cámara fotográfica, la de cine y la de video son programados desde la fábrica para ejecutar determinadas funciones y tan sólo estas funciones, la computadora, al contrario, se presenta como una máquina genérica, que se puede programar de mil quinientas maneras diferentes para cumplir funciones teóricamente infinitas, incluso para simular cualquier otro aparato o instrumento. En consecuencia, en la computadora hay siempre dos modalidades de caja negra: una sólida, cuyo programa de funcionamiento ya está inscrito en sus propios elementos materiales, y otra "inmaterial", blanda, que se refiere al conjunto de instrucciones formales, presentadas de modo general en lenguaje matemático de alto nivel, que está destinada a la operación del aparato y de otros que se puedan acoplar a él. Esta segunda modalidad es la que hace más rica en significados y resultados al computador, más cuando el software hace posible la conexión cibernética. Es en este segundo nivel donde es posible y adquiere importancia el diálogo, y no sólo entre el aparato y el usuario, sino, y sobre todo, entre los mismos usuarios.

Dadas las posibilidades técnicas y comunicativas implícitas en las nuevas tecnologías y sus circuitos, Flusser se aventura a construir una utopía entorno a la “sociedad de la información”:

Una sociedad de personas creativas; de personas que transformen imaginaciones en nuevos conceptos y estos conceptos en nuevas transformaciones; y que lo hagan en un dialogo global con todos los seres humanos del mundo… la primera sociedad humana realmente libre, concretamente, de una sociedad liberada de la necesidad de cambiar la situación (actividad que puede realizar los aparatos automáticos), para una interpretación dialogal de la vida. (Flusser 2001, 127).

Los textos y las imágenes se van a desplegar, interactuando en niveles de conciencia cada vez más elevados. El poder de imaginación será cada vez más conceptual, a su vez que el mundo de las imágenes técnicas será más exacto. Además, el poder de concepción será cada vez más visual, es decir lo textos serán cada vez mas gráficos, más concretos. Las imágenes estarán cada vez más alimentadas de textos y los generarán constantemente:

“La ciencia se convertirá en una especie de arte, y el arte, en una especie de ciencia, mientras la humanidad salta de una aventura improbable a otra mas improbable”. (Flusser 2001, 127)

Una sociedad así implicaría un ejercicio continuo de la libertad en el ámbito del dialogo, movilizando nuestros poderes de imaginación y concepción. De modo que la generación de la información y la transmisión de la misma serán un proceso creativo, continuo y social, y no una exclusividad reservada a una elite poderosa. En fin, las relaciones de poder se invertirían.

Sin embargo, no es posible creer ciegamente en esta utopía. Estamos nuevamente frente a una idea regulativa, ante el deber-ser de una sociedad de la información que permitiría la libertad en el ámbito de la tecnología. Si bien vale la pena luchar por una sociedad así existen muchas catástrofes que la amenazan: la guerra nuclear, la rebelión de las masas desnutridas, por ejemplo, así como el derrumbamiento de esta sociedad cibernética tan compleja pero inestable. Al fin y al cabo la información pura es tan abstracta, que esta misma condición la hace más vulnerable.

Flusser intenta reivindicar la libertad humana ante en automatismo de al tecnología. Nosotros buscamos es sentido a la existencia a través de la producción de información. El hombre es libre en la medida en que escapa de esta objetividad del mundo para desplegar sus potencialidades comunicativas. Pero la arbitrariedad y automatismo por la cual se producen las imágenes técnicas, es ciertamente, desde el punto de vista del receptor, una negación de la libertad humana. Esta es la contradicción inherente a las tecnoimagenes, que si bien son el producto de nuestra “voluntad de informar” (entropía negativa), sin embargo en un momento dado puede alienarnos hasta hacernos perder nuestras posibilidades criticas y creativas, por ende, un posibilidad importante de dar sentido a nuestra existencia. Esta es ciertamente la idea donde deriva de su filosofía de fotografía:

Es , por lo tanto, la tarea de una filosofía de la fotografía el mostrar en el terreno de la fotografía esta lucha entre el hombre y el aparato y reflexionar sobre la posible solución al conflicto… la filosofía de la fotografía tiene la misión de considerar esta posibilidad de libertad – y, por tanto, la razón de ser- en un mundo dominado por los aparatos; de reflexionar sobre como puede el hombre, a pesar de todo, dar un sentido a su vida frente a la necesidad arbitraria de la muerte(Flusser, 2001, 78).

Ser conscientes de esta situación nos puede llevar a desear una sociedad donde los humanos estén enlazados en la producción común de informaciones, una sociedad más creativa y libre.

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